En esta obra se recogen los pasos dados por el ayuntamiento de la ciudad, a fines del siglo XIX para dar mayor dignidad a la Vía Principalis romana que se había ido transformando, con los avatares del tiempo, en una calle estrecha conocida por el nombre de Ferrería de la Cruz. La calle llega a mediados del siglo XIX, dividida en dos, con los nombres de calle de la Catedral y calle de San Marcelo. Se detalla la alineación y ensanchamiento de dichas vías lo que llevará al pueblo a denominar a la nueva calle como Ancha. Además se incluye la documentación notarial sobre los propietarios de los edificios, el estudio de los proyectos de las casas y su valoración artística. En un segundo apartado están los diversos comercios asentados en la calle, con sus anuncios, que nos hablan de una época que no volverá y nos indican la calidad de vida de nuestros antepasados, sus gustos y sus costumbres.